En las montañas del Alto Calima (Valle del Cauca) avanza un proyecto que une ciencia ciudadana y equidad de género. Mujeres y hombres del territorio, junto a la Fundación Trópico y aliados internacionales, han logrado que el monitoreo de especies amenazadas y la equidad de género se conviertan en pilares de una gobernanza ambiental más justa y sostenible.

En el Área Clave de Biodiversidad (KBA) Alto Calima, municipio de Calima El Darién, Valle del Cauca, la Fundación Trópico, con el apoyo del Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF), lidera el proyecto ‘Empoderando mujeres y fortaleciendo la gobernanza en el KBA Alto Calima’.
Su objetivo es proteger especies amenazadas y fortalecer la participación comunitaria en la conservación, dentro de los corredores de conservación Paraguas-Munchique Bosques Montanos del Sur de Antioquia y Awá-Cotacachi-Illinizas en Colombia, del Hotspot Andes Tropicales, la región más biodiversa del planeta.
El trabajo se enfoca en dos ejes complementarios: el monitoreo comunitario de la biodiversidad y el fortalecimiento de la gobernanza con enfoque de género. Ambos buscan conservar la biodiversidad y, al mismo tiempo, empoderar a las comunidades para lograr una gestión sostenible del territorio.
Monitoreo comunitario: ciencia y territorio
“Somos más mujeres que hombres dentro del grupo, y eso demuestra el papel fundamental que cumplimos en el cuidado de la biodiversidad”, afirma Mariana Simmonds, integrante del Grupo de Monitoreo Comunitario, conformado por 14 personas (8 mujeres y 6 hombres) de las veredas Ríobravo, La Cristalina, 12 de Octubre, La Guaira y La Camelia.
En siete salidas de campo, realizadas entre mayo y agosto, se registraron especies clave según la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza): 30 individuos del ‘molinillo’ (Magnolia hernandezii), categorizado como (En Peligro) y considerado un árbol prioritario para la restauración; cinco especies de anfibios, entre ellas Strabomantis ruizi (En Peligro); dos especies de lagartos y nueve de serpientes, incluyendo Synophis cf. plectovertebralis (En Peligro Crítico).

De otro lado, se realizó un taller sobre el uso de aplicaciones para ubicar registros de biodiversidad en el que participaron 6 mujeres y 4 hombres. “Lo más valioso es que la comunidad aprende a distinguir y rastrear especies por sí misma, garantizando que el trabajo continúe más allá de nuestra presencia”, destacó Rodrigo Lozano, biólogo y guía del taller.
La experiencia también se refleja en iniciativas locales de conservación y turismo responsable. “Abrir las puertas de nuestra finca y aportar a la conservación no es sencillo, pero con disciplina y amor por la naturaleza podemos ofrecer turismo responsable y motivar a otros a valorar lo que tenemos”, señala Fernanda Barrios, anfitriona de la Finca El Ensueño.
Género y conservación: un mismo camino
De manera paralela, se realizaron 4 talleres de género en el que participaron 26 mujeres y 14 hombres, con el fin de promover relaciones equitativas y reconocer el papel de ambos en la conservación. En estos encuentros se promovió el diálogo sobre estereotipos y desigualdades, fortaleciendo la visión de una conservación más equitativa. “Han sido encuentros de aprendizaje mutuo. La comunidad demuestra ganas de aprender y eso nos motiva”, expresó Tatiana Soto.
El impacto trasciende lo individual, a través de la capacitación a representantes de 12 bioemprendedores locales, que incluyen turismo de naturaleza, café y aromáticas. Incorporar la perspectiva de género amplía la visión de la conservación.

Resultados y proyección
La combinación de ciencia comunitaria y enfoque social deja resultados visibles: comunidades con mayor capacidad para monitorear especies amenazadas, promover la equidad de género y vincular la conservación con la calidad de vida. Estos avances, posibles gracias al apoyo de aliados como el CEPF y el Gobierno de Canadá, marcan un camino hacia una gobernanza ambiental más inclusiva y sostenible.
El Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos es una iniciativa conjunta de La Agencia Francesa de Desarrollo, Conservación Internacional, la Unión Europea, la Fundación Hans Wilsdorf, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Gobierno de Canadá, el Gobierno de Japón y el Banco Mundial. La meta fundamental es asegurar que la sociedad civil se dedique a conservar la diversidad biológica.
Redacción: Sebastián Espinosa – Comunicaciones Fundación Trópico