Gracias al financiamiento del Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF), la Gran Familia Awá de Colombia y Ecuador avanza en la ejecución de un proyecto para fortalecer su gobernanza territorial y ambiental.
El pueblo indígena Inkal Awá se ubica en la subregión del Telembí, entre el suroccidente de Colombia y el noreste del Ecuador. Este lugar coincide con uno de los corredores naturales con mayor biodiversidad y riqueza biológica del mundo: el Chocó Biogeográfico o Llanura del Pacífico, que se extiende por 187.400 km² desde la provincia de Darién al oriente de Panamá, pasando por todo el occidente colombiano y el noroeste del Ecuador, hasta llegar al norte del Perú.
Por su ubicación, es un pueblo de carácter binacional que se ha agrupado en cuatro organizaciones: la Federación de Centros Awá del Ecuador (FCAE), la Unidad Indígena del Pueblo Awá (UNIPA), el Cabildo Mayor Awá de Ricaurte (CAMAWARI) y la Asociación de Cabildos Indígenas del Pueblo Awá del Putumayo (ACIPAP). A esta unión de luchas y sueños se la conoce como la Gran Familia Awá.
El amplio territorio que por cientos de años han habitado y caminado las mujeres y hombres Awá, no es simplemente un lugar de morada ni un espacio material que se pueda utilizar de manera indiscriminada e ilimitada. Para el pueblo Awá el territorio es ante todo un cuerpo que respira, se comunica y siente. Es el escenario donde ancestralmente se han creado relaciones y pactos con los otros seres vivientes y espirituales que en él se hallan. El territorio, el Katsa Su, es ese punto de confluencia e interacción de los cuatro mundos que componen su cosmovisión: el Maza Su = Ishkum Awa (mundo de abajo), el Pas Su= awaruzpa (mundo donde vivimos), el Kutña Su=Irittuspa (mundo de los muertos) y el Ampara Su= Katsamika (mundo de los dioses).
De esta conjunción nace la concepción del territorio como un todo. Un todo colectivo, tangible y espiritual, que los Inkal Awá han buscado proteger y preservar desde sus orígenes, a través del establecimiento de normas de comportamiento y convivencia que se han transmitido de generación en generación gracias a la tradición oral. Hablamos de consejos y saberes compartidos para mantener la armonía y asegurar el respeto por las leyes naturales y el adecuado manejo de la tierra, el agua, los animales y los alimentos.
Por esa visión holística y sagrada del territorio, y los esfuerzos constantes por salvaguardar cada rincón de la selva – que es raíz y destino del Awá – no es extraño que florezcan liderazgos en todos campos, entre ellos, el ambiental, y que cada espacio dialógico se traduzca en un encuentro rico en experiencias, aprendizajes y reflexiones que provienen del andar, el escuchar y el leer las distintas formas en las que se expresa la naturaleza.
“La naturaleza es un lugar de encuentro comunitario y de trasmisión de conocimientos milenarios. Es importante para el pueblo Awá porque nos integra, cuando vamos al río a bañarnos o a caminar por la selva. En esos espacios se comparte saberes sobre las plantas, los alimentos. Esto hace que se comience a transmitir los conocimientos. Y es un espacio de conservación integral y cosmogónica, porque no es solo conservar la montaña, es conservar los sitios sagrados y su simbología; es conservar la herencia cultural de nuestro pueblo”, afirma Ricardo Solarte, uno de los participantes de los diálogos de saberes y las mingas de pensamiento que se desarrollan en el marco del proyecto “Fortalecimiento de la Capacidad de la Gran Familia Awá Binacional para la Protección y Conservación de su Territorio en Colombia y Ecuador”.
Es una iniciativa financiada por el Fondo de Alianzas para los Ecosistemas Críticos (CEPF) y apoyada por el Equipo Regional de Implementación (RIT) del Hotspot Andes Tropicales, que ha convocado a autoridades, líderes, lideresas, guardias indígenas y miembros de la Gran Familia Awá Binacional, en torno a la construcción de una concepción propia de conservación, así como de estrategias para el cuidado de la vida silvestre que el territorio alberga. Esto, buscando trazar una ruta para la declaración de cuatro nuevas áreas de protección. Paso que se considera clave para materializar, a largo plazo, el sueño colectivo de consolidar un corredor biológico y cultural.
A través de distintas herramientas pedagógicas, las y los participantes de los encuentros realizados en Predio El Verde (resguardo Gran Sábalo), la Reserva Natural La Planada (resguardo Pialapi Pueblo Viejo) y la Casa de paso del Resguardo Nulpe Medio, han podido descubrir, recordar y reconocer la biodiversidad presente en su paisaje, hilando a su vez un concepto de conservación que está fuertemente ligado al ejercicio de gobierno propio y al cumplimiento de la Ley de Origen.
No por casualidad comenta Roberto Taicuz: “la conservación para nosotros es la protección de la madre tierra de acuerdo con los usos y costumbres de nuestro pueblo. El caminar sin hacerle daño a la naturaleza, el pedir permiso para pasar una quebrada, el sembrar productos para el sustento sin destruir todos los árboles. Es tener esa armonía y respeto con el medio ambiente ya que en este se refleja la vida. Si no está bien nuestra madre naturaleza, desaparecemos como indígenas.”
De igual manera, este intercambio ha dado lugar a cultivar y profundizar conocimientos frente a metodologías para la identificación, preservación y manejo de la fauna y flora existente, estableciendo un diálogo entre la cosmovisión Awá y la mirada que proporciona el estudio científico, porque como sostiene Ricardo: “la naturaleza es ese espacio de enseñanza y formación permanente, que nos convoca a aprender otras cosas, tener en cuenta otros saberes para su adecuado uso, y para mantener el equilibrio que nos permite, también, pervivir como Inkal Awá”.
Esta construcción colectiva de ideas, saberes, caminos y sueños, ha representado la puerta de entrada al territorio de la Gran Familia Awá, específicamente, al Resguardo Alto Albi, Resguardo Nulpe Medio, Comunidad El Baboso y Cristalina II – Ishu Awá, donde se estará llevando a cabo una serie de recorridos para la caracterización biológica de la avifauna y herpetofauna existente en cada área.
Un eslabón importante dentro de este proceso de fortalecimiento a la gobernanza ambiental y territorial, a través del cual se vuelve a poner en el andar y en el horizonte los principios ancestrales de relacionamiento, las memorias sobre el cuidado de la vida en todas sus manifestaciones, y los consejos para respetar cada espacio, cuerpo y entidad espiritual integrante del universo Awá, donde la sabiduría y la armonía de la existencia vienen dadas desde adentro de la montaña, desde el corazón de la madre tierra y del ser Inkal Awá.
Artículo escrito por:
Lizeth Guerrero, Angélica Calixto y Martha Silva